jueves, 11 de febrero de 2016

Aventurarse al otro lado del espejo






Aventurarse al otro lado del espejo


Eduardo Remedi falleció el 6 de febrero en la ciudad de México, donde residía desde hace más de 30 años. Era egresado de la Escuela de Ciencias de la Educación de la FFyH y profesor del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. [10/02/2016]
Eduardo Remedi (1949-2016), cordobés, egresado de la Escuela de Ciencias de la Educación de nuestra Facultad y actualmente Profesor del DIE-CINVESTAV,  forma parte de un colectivo de profesores argentinos que desde México, país que cobijó a innumerables exilados de nuestro y otros países latinoamericanos, ha constituido un espacio de referencia intelectual que nos puso  a pensar,  una y otra vez, diversas aristas de la vida académica, institucional y política.
Tempranamente en los años ochenta, sus trabajos junto a Alfredo Furlán acerca de la metodología en la formación docente en el nivel superior trajeron nuevos aires que rápidamente fueron asimilados a los esquemas de pensamiento y acción y a los espacios de formación, como en nuestro ámbito, en la cátedra Metodología, Observación y Práctica de la Enseñanza –hoy Práctica y Residencia- de la mano de Gloria Edelstein. Su libro La Identidad de una actividad: ser Maestro, aún forma parte de nuestras lecturas obligadas y apasionantes. Dialogó y discutió con autores curriculares clásicos, como Tyler y Jackson, siempre respetuoso de los aportes, siempre abriendo lugar a la diferencia.
Posteriormente los trabajos de Eduardo Remedi se concentraron en las producciones fraguadas en el límite de disciplinas -Pedagogía, Psicoanálisis, Sociología- para andamiar los abordajes del análisis institucional, de la intervención en instituciones educativas, del arduo y comprometido trajinar para la comprensión de trayectorias y prácticas situadas. El libro sobre Instituciones Educativas plasma y deja testimonio también de la trama de relaciones que Eduardo construyó allá y acá, entre México y Argentina.
Colaboró con diferentes instituciones universitarias para la revisión y puesta en marcha de planes de estudio, desde su particular lugar de asesor, con una mirada respetuosa de sujetos e instituciones, preocupado por mitigar los sufrimientos y por esperanzar a los más nuevos. Entre sus intervenciones en uno y otro lugar, solo mencionamos el enorme aporte a las Escuelas de la FFyH y a la Universidad Pedagógica Nacional de México. También en nuestra Universidad fue formador temprano de innumerables estudiantes de la Maestría en Investigación Educativa del CEA, de Pedagogía y del Doctorado de la FFyH, prestigiando asimismo esos cuerpos académicos.
Construyó lazos institucionales y personales con colegas de la Universidad de Buenos Aires, La Plata y el sur del país, que se concretaron en encuentros permanentes, direcciones de tesis, coordinación de estancias académicas
El libro Decires de María Saleme, no hubiera sido posible sin la preciosa entrevista que Eduardo Remedi y Justa Ezpeleta realizaran en México, y por la que se hacen comprensibles líneas de filiación y legados, de ese extenso tejido territorial y de pensamiento que ayudó a consolidar.
Quizás es en Detrás del murmullo, Vida político-académica en la Universidad Autónoma de Zacatecas 1959-1977 ,-su tesis doctoral- donde se pueden apreciar con detalle, los afanes teóricos, metodológicos, políticos de Eduardo; el sentido de adentrarse en lo institucional y sus historias: “Restablecer las fuerzas, instaurar el diálogo, aceptar la diferencia, reparar el sufrimiento es, en primer lugar , admitir aunque resulte doloroso que esto sucedió, que debemos apegarnos a reconocer esta historia acaecida como nuestra. Es retomar la palabra excluida, sosteniendo una mirada al pasado que agudiza la visión de las cosas del mundo actual, permitiendo que la vida se exprese. Liberando a los sujetos institucionales que identificando su pasado desempeñen una historia distinta, que los aventure al otro lado del espejo.”
Eduardo ha investigado junto a Sylvie Didou, particularmente en los últimos años, trayectorias de científicos, prácticas y procesos de institucionalización y en ese marco movilizó encuentros, reuniones, seminarios con estudiosos de diversos países de América Latina y Europa que promovieron acercamientos y discusiones de gran fertilidad académica y produjeron lazos institucionales y personales perdurables.
Justamente, en  el libro De la pasión a la profesión: Investigación científica y desarrollo en México, Eduardo y Sylvie, plantan bandera, exponen un enfoque y un tratamiento de trayectorias, sujetos e instituciones científicas, desde aristas escasamente exploradas.
Su último viaje a la Argentina, nos encontró en Buenos Aires presentando el libro de Adela Coria, Tejer un destino. La formación de pedagogos en la Universidad Nacional de Córdoba 1955-1976, trabajo que recupera la tesis de doctorado de Adela que él dirigiera en el Departamento de investigaciones Educativas del CINVESTAV, en la Ciudad de México. El libro -que Eduardo prologa- constituye sin dudas, una conversación y reflexión que aún no cesa sobre el campo pedagógico, la ciudad de Córdoba, la universidad, nuestra Facultad y nuestra Escuela de Ciencias de la Educación, los avatares generacionales y el tiempo presente.
Eduardo era un gran conversador, un amigo presente, un gesto educador, que como tal,  siempre, siempre, remitía a los textos –teóricos y muchos de ellos literarios-, esos que leía voraz y apasionado, y pasaba con tanto entusiasmo y generosidad, como todos reconocen.
Sabía disfrutar de la vida, de los recorridos por ciudades y sus rincones. Se inspiraba y era poeta de sus andanzas. También era chinchudo y gritón; muy exigente como acompañante seguro de los innumerables jóvenes tesistas, de los investigadores que formó. Le gustaba tomar mate con su termito Lumilagro y tés de yuyos serranos.
Profesores, estudiantes y egresados de la Escuela de Ciencias de la Educación y
de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba.
10 de febrero de 2016

Fotografías: Área de Comunicación Institucional de la FFyH- Tomadas el 29 de octubre de 2014 en la Sala D del Pabellón Residencial.
http://www.ffyh.unc.edu.ar/content/aventurarse-al-otro-lado-del-espejo

miércoles, 10 de febrero de 2016

Algunas instantáneas


Recuerdos y anécdotas de Eduardo



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Distinguido investigador del DIE


Amigo y colega


"Un investigador entusiasta y creativo" -Schmelkes


Noticias UDUAL


El 6 de febrero 2016, murió Eduardo Remedi, en vísperas de un evento en el que se reconocerán públicamente las aportaciones de los exiliados argentinos al campo educativo, a 40 años del golpe militar de 1976. El día en el que se realizará esa ceremonia, organizada por el Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados, faltará su presencia física entre los homenajeados que, como él, encontraron en México un lugar donde reanudar su vida, a pesar de la mezcla de dolor, coraje y culpa que imprimió en sus destinos la brutalidad de la dictadura. 

En los casi 40 años en que permaneció en su México “espinudo y florido, seco y huracanado” en las palabras de Neruda que gustaba de evocar, tejió amistades entrañables. Formó a distintas generaciones, dejó un caudal de hijos y nietos académicos. Sus numerosos estudiantes, que en días pasados evocaban recuerdos entre desazón y risas, reconocían las múltiples enseñanzas de su inquebrantable vocación de docente, de “maestro”. En su trayectoria académica, trabajar en el terreno educativo, en sus problemáticas institucionales, era intervenir, y lo hizo en múltiples instituciones educativas, con un alto compromiso personal y profesional. 

Como investigador, apasionado por los entramados políticos, emocionales y profesionales que explican los funcionamientos institucionales, sin escatimar esfuerzos, se dedicó a entender programas, procesos y actores, allí donde trabajó, en Saltillo, en la ENEP de la UNAM y, sobre todo, en el CINVESTAV. Pero, también, fue cercano a otras instituciones; con la Universidad Pedagógica Nacional, mantuvo una relación duradera y fructífera. Descubrió en la Universidad de Zacatecas mucho más que un objeto de tesis doctoral o un lugar donde rastrear las luchas de poder e influencia que tanto le interesaba desentrañar: sus cielos azules que se reflejaban en los ojos de Lucia, su hija más chica, su arquitectura barroca, sus sierras le evocaban, a destellos, los paisajes de Córdoba, su ciudad natal. 

A quienes lo leyeron y asistieron a sus seminarios, les enseñó una lección. Si bien las instituciones universitarias son organizaciones, es decir un cúmulo de normas, un haz de reglamentos y un resultado de frágiles equilibrios, negociaciones y traiciones entre facciones, son asimismo un espacio donde las personas conviven y despliegan esfuerzos cotidianos para asegurar condiciones mínimas de actividad intelectual. De allí, la escucha siempre atenta a las narraciones de quienes gozan y sufren los espacios en donde desarrollan su carrera académica o pasan parte de su juventud. De allí también, su interés por los periodos fundacionales y las genealogías, nutrido por un constante diálogo con varios autores de textos psico-analíticos, cuya lectura era una de sus pasiones. 

Eduardo, con el alma partida entre Argentina y México, contribuyó a entretejer relaciones que, con el tiempo, se fueron afianzando entre los dos países, en un ir y venir de estudiantes y de colegas. Coordinó, como producto de esas interacciones, obras donde sus invitados y colegas cercanos discutían perspectivas y hallazgos, sobre temas de interés mutuo, a partir de historias, formaciones y referentes distintos. En una disciplina con profundos arraigos locales y tradiciones intelectuales distintas, fue un incansable “passeur”, un devorador de libros, que compartió y transmitió con generosidad, en un interminable y siempre enriquecedor intercambio de conocimientos, ideas y contactos. Hoy, la tristeza está en muchas partes y sus amigos de Buenos Aires y Córdoba comparten un mismo dolor con los de Zacatecas y de la Ciudad de México. Seguirá presente en nosotros de múltiples maneras. Libró una intensa batalla, fue luchador incansable, le llegó el momento de descansar. Deja tras de sí el fruto de un intenso trabajo y compromiso personal.

FUENTE: Sylvie Didou - Rosalba Ramírez
 
http://www.udual.org/